
A juzgar por los hechos, la reciente muerte del disidente ruso Alexander Litvinenko, ha disparado en los corrillos del gremio de los espias, los fantasmas de la Guerra Fría.
No hablo ya de
Pútines, ni de
KGBs, ni siquiera hablo ya de la cara del ucraniano Yushchenko...
hablo de que, desde mi isla, donde cada tarde transito en busca de un trozo de paz, uno tambien observa como hay guerras frías...(pero, como pueden observar el misterioso veneno brilla por su ausencia)
ah, y por qué decía yo ésto...
ah, sí, ya
(lo digo por si algunos profesionales del sector bélico quieren tomar nota)
OJALÁ