Botella al Mar

martes, 5 de diciembre de 2006



Era un día fresco, poco antes de que el sol marcara el final de la noche. Pensé en recobrar una querida costumbre: dar largos paseos por el parque para terminar, como solía hacer, sentado en aquel banco junto al enorme ficus verde de la entrada.

Hacía no menos de diez meses, muchos días que no asomaba la nariz por aquí, y ahora, una tormenta azotaba a todos aquellos árboles sin hojas. Por un momento me sentí como un extraño, ahora que volvía a aquel pequeño rincón de paz que guardaba la ciudad; sentí como si el trabajo se hubiera amontonado con el paso de los días, esa tarea de contemplar cuanto acontece cuando todo sigue su destino.

Siempre me gustaron de forma especial los días de lluvia en el parque, durante días y días, el laberinto de senderos que dibujaban los arbustos quedaban lleno de charcos , y yo, pasaba largo tiempo buscando un lugar seco donde protegerme los tobillos del constipado de turno.

Por unos instantes, una hoja que caía por su propio peso me atizó el rincón de la memoria, de forma que pensé en aquel par de palomas que tenían su nido en el olmo de la punta oeste, también pensé en aquel jardinero de pelo blanco y verdes pantalones que solía recortar el cesped cada viernes por la tarde y, como a la derecha de la fuente las palomas disputaban las migas de pan que una alegre anciana les arrojaba con toda su fuerza cada mañana.

Por unos instantes, recordé la imagen de aquella joven que cada mañana de domingo se tumbaba en el cesped junto al verde y enorme ficus de la entrada. Cada mañana de domingo, me pasaba los minutos y los minutos contemplando sus gestos pero, por más que yo miraba ella siempre parecía sumida en su propio pensamiento.

- ¿Cuál sería su nombre?,

¿Cómo se titularía el libro que tenía entre las manos?,

¿Qué tenía de especial? - me preguntaba mientras paseaba.

Aún conservo el cuaderno que me acompañaba cada vez que asomaba mis pasos en el parque, un cuaderno lleno de pegatinas y borrones, -¿cómo iba a volver a mi casa con las retinas colmadas de bellas estampas y las hojas en blanco?- me decía a mi mismo.

Hoy confieso que fuí incapaz de escribir ni siquiera un breve momento de todo cuanto acontecía en aquel pequeño y breve mundo. Hoy, hacía tiempo que no paseaba por aquí, que no recostaba mi cabeza en este tronco adornado de letras, y ahora, una fina lluvia moja a los gorriones en las ramas y una inesperada gripe asoma en mi garganta.

Pero, aún lo recuerdo...

Era un domingo fresco, recién había terminado el verano, recuerdo que permanecía sentado a los pies de aquel enorme y verde ficus, junto al banco, con todos los interrogantes que solían acompañarme y todo un catálogo de gestos. Observé como la joven tumbada en el cesped se acercaba a mi, era la primera vez que la contemplaba sin su libro entre las manos, sin su cesped de manto:

-oye, ¿qué quieres escribir?- me preguntó

- una historia - le contesté

-¿cómo la titularás?- preguntó de nuevo

-tan solo sé que...

tú apareces en ella de principio a fin-

4 Señales de humo y comentarios:

At 15:23, Anonymous Anónimo said...

Y mi pregunta es, ¿se sentirá afortunado el escritor apareciendo ella en su historia?

 
At 19:28, Blogger juanmi said...

toda fortuna tiene su infortunio

gracias por dejar tus palabras en mi isla.

un saludo anonimo para alguien anonimo

 
At 13:11, Anonymous Anónimo said...

Las palabras son dones que brotan del alma con las cuales se pueden crear. Es el don de un dios con el que se pueden describir y reflejar a personas mostradas desde la perspectiva del interior. Por qué no iba a ser un orgullo formar parte del arte? Para mi sería algo único.

Un beso

 
At 20:32, Blogger Arthur said...

Buenas juanmi, es simplemente placentero ser tomando en cuenta para ser parte de un libro, de un guión de telenovela ó película, ó que simplemente te hagan caso.

También es importante darse un tiempo para pasear por un parque, hoy en día hay tantas cosas que hacer, que ya no hay tiempo para relajarse siquiera. O por lo menos yo estoy muy cargado de trabajo que no me da tiempo ni de pensar a largo plazo.

Saludotes, abrazotes y ánimos.

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

 

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