
-Bonita situación
-gruñó el hombre que había detrás de él.-
A mi también me gustaría ahora tener una rodilla de mujer.
-¿Qué harías con ella?
El otro, ugarita como casi todos, chasqueó la lengua:
-Comérmela. Tengo hambre.GISBERT HAEFS (
Troya)
Hoy tengo todo el tiempo del mundo para pensar en mi...
- Un café expresso, por favor!
El papel se cubrió de letras, letras indelebles, letras que nadie pronunció, que nadie dictó...
letras que caían allí
y ardían
y quemaban
y se apagaban.