
"quién oxida
el limón de las campanas
quién se sabe perdido
cuando gana
quién me ha metido
el dedo en la nariz
quien roba, silva
reza, desayuna
quién planta
girasoles en la luna
quien coño
me ha robado el mes de abril"
JOAQUIN SABINA (Inéditas)
Aquí estoy a salvo. Las sabanas me protegen, casi como si...como si sólo me sintiera bien cuando todo se apaga y la habitación queda a oscuras, siete horas sin que nada pueda tentarme, sin que nadie pueda morderme... Aunque si fueses tú, si fueses tú
me dejaría...
No importa que la noche derrame su copa tras la ventana, aqui estoy a salvo.
Te imagino sentada en esta silla, observando como contemplas mi brazo desnudo y lo recorres con tus dedos. Abro los ojos cuando te oigo, ya sabes -¿quién podría saberlo mejor que tú?- como si hablaras en voz baja, como ahora, como un paño suave que frota la parte interior de mi oido.
Despierto. Aún quedan cinco horas. ¿duermes sola?
Quédate, tal vez echemos un vistazo a los placeres prohibidos, y al final coincidas conmigo que te sientes a salvo bajo este cielo de sabanas, salvada de la lenta agonia de las calles.
Despierto, es hora de enfrentarme al mundo, de volver a temblar de frio sin tú aliento.
Salgo a la calle, con mi torpe armazón de huesos, enfundado en mi armadura, una barata chaqueta marrón y una triste bufanda...por cierto, ¿donde habré dejado mi espada?.
Camino por las calles húmedas, indefenso, sin espada, sin tus ojos, reservando mi mejor expresión para una taza caliente de café, treinta minutos sin que nada me cause estupor, sin que nadie pueda morderme. Aunque si fueses tú, si fueses tú...
me dejaría.