
Me desperté una mañana
y tuve este desvarío:
que no hay en el mundo entero
un río como este río.
Porque ni el Nilo, ni el Sena,
que ya quisiera París
cambiar su torre y su río
por el noble señorío
que tiene el Guadalquivir...
RAFAEL PERALTA
Si te digo la verdad, querido Rafael, aún no sé cuál es la razón o las razones que hacen de esta Sevilla una ciudad inigualable , quizás sea el encanto de sus calles, el vigor de su arte o la gente con tanta gracia, pero esta ciudad tiene un “nosequé” que enamora a cualquiera.
En eso estamos de acuerdo.
Y, que mejor momento que este mismo minuto, amigo mío, aquí y ahora, apostados en tertulia, divisando una nueva primavera en el horizonte de sus torres, cobijados bajos las notas de esta guitarra de la gracia, nadando entre las dos orillas de su rio -de Triana a Sevilla, de Sevilla a Triana-, bebiendo a sorbos el aroma de los naranjos en flor. Dime querido Rafael, si no es maravillosa la ocasión para invitar a cualquiera de los miles de transeúntes que pasean por sus calles cada día a descubrir todos los secretos que nos brinda esta ciudad y a relajar el paso entre las piedras de sus calles.
Como tú bien sabes, puede suceder que, de forma fortuita, los sentidos se colmen de bellas estampas y uno sienta la necesidad de guardarlas en su retina o escribirlas en una simple servilleta.
A mi querido amigo y poeta Rafael Peralta Revuelta, enamorado de Sevilla, hoy y siempre.
P-D: gracias por la dedicatoria de tu libro en aquella noche de tertulia.