
"Cuando ocurre algo horrible hay que pensar
en algo muy hermoso -murmuró-.
-¿puedo pensar en ello, señorita?
GISBER HAEFS
Hace días que no escribo, días sin encontrar palabras que llevarme a la boca, como si todos mis relojes se hubieran parado de repente, numerosos instantes sin curiosear la tierna rebeldía de un verso, como si pasara sonámbulo por este extraño mundo...
En la tranquilidad de la noche, escondido tras el remanso de los rincones de mi cuarto, quisiera prolongar mis dedos hasta ese papel blanco de tu cielo, desempolvar las palabras que guardo para ti, para mi, noche tras noche, en el cajón de la garganta. Quisiera dar paso a esta melodía abrumadora e impotente que nace en mis manos, a la extraña voz que te llama sin saberlo y al mismo tiempo calla remota en un trozo de papel.
Desearía mover los labios bendiciéndote, encontrar tu sexto sentido, morder aquella manzana del pecado que olvide en tus caderas hasta quedarme sin tiempo, sin ausencias, hasta saberme de nuevo en el paraíso...
A veces pienso que puedo estar junto a ti a través de mi poesía, cambiar palabras por besos, dibujarme complacientes labios invisibles a través de este velo de silencio, adivinar mis manos en la rubia melena, sin derrochar palabras, tocar mi única verdad en la punta de tus dedos, dejar que la serpiente del deseo nos atrape, nos inyecte su veneno mortal, certero, hasta llenar mis huecos con tus huecos, tu canción, de tu impulso, de tus horas, del sabor del misterio que te nombra.
A veces pienso que puedo estar junto a ti a través de mis palabras, desfigurar el rostro horrible de las despedidas para pensar en algo hermoso...
...¿puedo?